De vuelta

Mi mediano ha pasado la Escarlatina, ojo al dato, yo crei que esas enfermedades se habían erradicado del primer mundo, pero no, se ve que la llegada europa de ciudadanos de países del llamado tercer mundo, tanto de Africa como de Sudamérica, sin vacunar, está haciendo que reaparezcan...

Lo increible no es que haya pasado la Escarlatina, es que ya van 3 veces, la doctora quiere sacarle en algún libro como fenómeno de la naturaleza, ya que se supone que este tipo de enfermedades, como el sarampión, la viruela, la rubeola, etc, se pasan una vez y se queda uno inmunizado, todo el mundo, menos mi mediano, que es muy suyo.

Las crisis empiezan con una fiebre altísima, cerca de 40º y con el niño poniendose escarlata, tirando a fuxia, él se lo toma ya a coña, dice "mira mamá, estoy roza" (es un poco zopitas), le damos el antibiótico y en una semana nuevo, pero claro, entre la fiebre y el antibiótico me lo dejan chafadito, chafadito, cada día se parece más al niño del pijama de rayas, blanquito como su padre, delgaito y ojeroso, recien salidito de Auswitz...

En cambio el pequeño está como un toro, duro, rocoso, pesa como una piedra, come como si tuviera una solitaria, si no fuera por el gran parecido con su hermano, pensaríamos que con uno de los dos nos dieron el cambiazo, en fin, cosas de la genética.

Que un hijo esté enfermo no es razón para estar desaparecida de aquí, ya lo se, pero si tenemos en cuenta que yo no he pasado ni una triste varicela, que tengo más miedo que vergüenza de caer mala, cuando empezamos a ponernos rosita, entro en pánico y me concentro en mantener mi hogar limpio de viruleses y otras miasmas, me vuelvo una madre gallina obsesiva compulsiva de la mascarilla, las toallitas con gel desinfectante, los purificadores de aire y demás, total, que no tengo tiempo de internes, me vais a perdonar.

Por lo demás, estar tanto tiempo en casa da para ver que la tele por la mañana es pura bazofia, que en el tdt hay un montón de dibujos animales para los niños, que a la Belén Esteban le ha quedado la nariz rarísima, que aún dan cifras y letras, que Nadal está flojo de remos y que los niños CANSAN UN GÜEVO, aunque sean tuyos, qué alegría volver a mi Ayuntamiento, con el imbécil del Arcarde y toa su parentela.