Temporadas en que una no está para nada

Eso me ha pasado a mí ultimamente que no estaba para nada, es más, que estaba de cuerpo presente, porque mi cuerpo estaba pero yo no...

Imagino que estar físicamente algo pachucha ha influido, pero no ha sido solo eso, no es una enfermedad física lo que tengo sino más bien un hastío del alma, un agotamiento del espíritu, una flojera del seso.

Alomojón, qué decía aquel del eterno bronceado que entró en política para forrarse, Zaplana, alomojón es la crisis de los cuarenta, alomojón es que la mayoría de la gente secillamente da asco, alomojón es que tenía demasiadas esperanzas en el ser humano y conforme pasan los años más decepcionada estoy, no se, alomojón.

Igual es solo un poco de astemia primaveral temprana, la menopausia que me acecha, un poco de anemia o puta vagancia, pero no tenía ganas de nada, ni de pasarme por aquí, ni de reunirme con los amigos, ni de pelearme con el señor Arcarde, na más que de morilme, en sentido figurado, que físicamente pienso tardar un siglo en palmar.

En este instante momento declaro clausurado ese estado patético en que mi persona se ha visto inmersa durante el último mes, a tomal pol culo la pena, la angustia, la pereza, la depresión y la flojera. 

Hoy es el primer día del resto de mi vida y más de uno se va a cagal, aquí hay Domi para rato y tengo más ganas que nunca de pisar algunos mierdas que se me han cruzado en el camino, el que avisa no es traidor, es avisador.